Buenas noches, ya que hablamos de metáforas voy a usar una yo también.
En mi trabajo a menudo debemos decidir una funcionalidad de una aplicación, y dependiendo del entorno que consideremos… una aproximación puede ser muy acertada o totalmente errónea.
Yo entiendo perfectamente que haya quien quiera mantener la independencia de la G1 de la palabra euro, para dar la oportunidad a la G1 de funcionar como motor de algo nuevo sin influencias externas. Pero desde mi punto de vista está olvidando que la economía trasciende a la moneda, al G1 y a los euros. El entorno y los condicionantes, así como la forma de ser de las personas, no van a variar ni a cambiar por el hecho de introducir una nueva moneda completamente “aséptica al euro”. Se trata de una aspiración que da por sentado que todos los aspectos de la realidad se transformarán al unísono con la moneda. Le confiere a ésta un poder que no tiene.
La realidad desnuda es que cuando una persona de este mundo quiera poner precio en G1 a algo que va a vender, tiene las dos formas de poner precio de siempre: coste más margen… o precio de la competencia.
Pues bien, su coste depende directamente del precio de aquello que necesita el fabricante para vivir y para fabricar su producto. Si le falla esa base, si no conoce los costes de las cosas que necesita, no puede calcular el suyo ni por tanto su precio. En esas condiciones no se puede emprender un negocio ni trasladar uno que funcione a G1. En esta economía nueva hay tantos agujeros aún vacíos que si no usamos un modelo de referencia para rellenarlos ni siquiera podemos apostar por la moneda cuando deseamos hacerlo.
Todo esto le importa poco a los que miran esta economía como una herramienta de mercadillo, porque en el mercadillo se puede establecer rápidamente un valor a algo. Ves a los demás, ves sus precios, ves las mercancías… todo se estabiliza rápidamente y la experiencia es más o menos positiva. Pero eso finaliza cuando se cierran los tenderetes. La misma persona que ha vendido un atrapasueños en 15 monedas en un pueblo lo venderá a 3 o a 33 en los siguientes.
A cualquier autónomo o empresa que quiera adherirse a la G1, enriquecer el ecosistema G1 con su presencia y aceptación de la moneda, no le sirve que los precios se establezcan de nuevo en cada momento y lugar según una negociación presencial. A lo sumo podría poner sus excedentes invendibles en esos mercadillos. Para hacer sus planes y poner a la venta manufacturas o servicios valiosos para la comunidad necesita un plan, y no puede construirlos sin un marco de referencia.
Por otro lado, la ausencia de un marco de referencia es algo que no ha tenido lugar jamás en la historia de la humanidad. Así como suena. Cualquier bien perecedero o indivisible, o cualquier servicio, han sido siempre cuantificados de alguna forma ya en la primera tribu. Los precios actuales en euros no son más que esa cuantificación que de forma paulatina y perenne ha acompañado a las comunidades humanas.
Los que proponemos una relación G1 <-> euro no pretendemos que la G1 se pueda comprar y vender, ni usar para especular. Deseamos tan poco como los demás que “el euro contamine el G1”. Simplemente queremos que la adopción de la G1 vaya más allá del mercadillo y no muera por falta de emprendedores y proveedores de cosas esenciales. Y para eso hace falta un marco de referencia, uno como el que tenemos en frente, que sirva a todos, no a unos pocos.